viernes, octubre 17, 2008

Llevaba fuera meses.
Lejos. Muy lejos.
Me llegaban mensajes suyos desde ciudades que nunca había escuchado.
Y, a veces, las buscaba en un mapa, por eso de la curiosidad del ignorante.
Sitios exóticos y lejanos.
Con otras horas, con otro tiempo.
[...]

Estaba moreno.
Pelo largo. Más delgado.
Camisa a cuadros verdes y blancos.
Y tejanos, claro.


La mirada tranquila. El habla relajada.
Desprendía ese aura de quien se reubica en su gente.
Que no en su sitio. O sí.
No fue el golpe de verlo.
Fue el golpe de saberlo de nuevo aquí.
Diferente.

Hacía calor. Estos días son de un calor raro.
De un verano que se alarga y ya no toca.
Y escogimos el patio de un restaurante.
Un patio pequeño y verde.
Y hasta oímos el rudillo de una lagartija.
Sí. Hacen ruido.
Guachos creo que las llamó él.

Hablamos mucho.
Eso siempre ha sido típico entre nosotros.
Hablar y escuchar.
Como se escucha los buenos amigos.
Com calma. Con interés.
Y se nos pasó la tarde.
Entre cigarrillos. Entre historias.
Y a mi me desapareció el dolor de cabeza.
Y me apareció el hambre.
[...]

Después de cenar llegó la luna.
Grandiosa.
Y llegó también la Facultad.
Siempre, en un momento u otro, hay espacio para ella.
Para recordar momentos en los jardines.
Para imitar a algún profesor.

Para sorprendernos de los años que hace que nos conocemos.
Y para sonreír por seguir ahí.
Sentados en un banco cualquiera.
Siguiendo los hilos de la vida.
Poníendonos al día de las novedades.
Y dejando que el otro asienta.
Porque ya te conoce. Ya te sabe.
Y los malosentendidos no caben.

Y ya entrada la noche habló de sitios nuevos.
De todo lo que queda fuera del diminuto mundo en el que solemos vivir.
De gente diferente.
De sensaciones únicas que siempre llevará con él.

Y es que hay otras maneras de vivir.
Aunque no lo parezca.
O no lo queramos creer.
Y la opción existe.

Pero la respuesta -pese a las quejas- suele ser que nos quedamos con esto.
Porque sí.
Noches como esta valen la pena.

4 comentarios:

Cristian dijo...

¡Qué buena historia!

Estoy muy de acuerdo en que cuando dos personas se entienden y se conocen, una noche así, y muchas más, se pueden dar.

Y a esas lagartijas, ¿es posible que tu amigo las llamara gecos? Suelen ser las que hacen ruido...

Me encantaría vivir un momento como ese.

Un abrazo.

Vicenç dijo...

"Guacho"= en lenguaje popular argentino, huérfano de padre y/o madre, y normalmente se suele aplicar a los corderos que no tienen madre y se los ha de amamantar con biberón.
También, en leguaje coloquial, puede ser medio insulto(p.e. "sós un guacho").

Jordi Santamaria dijo...

Concisa. La escritora concisa que roza la estrofa en la prosa, sin rodeos ni rellenos, agradable literatura a la plancha.
Concisa. Frases entre raíces, tangentes al meollo; sin accesorios ni aditivos, pero sin olvidarse de detalles ni matices.
Episodios incidentales de una vida. Minimalismo hacia máximos

Cristian dijo...

Literatura a la plancha?
Puedo no estar de acuerdo?