Me bañaba en tu sonrisa
salpicándome de gotas frescas,
me peinaba en tu mirada
de un reflejo cálido.
Absorbías mis palabras,
un aura azul lo envolvía todo.
Tus manos me mecían sin tocarme
nos estremecíamos sin presencia.
Las estrellas eran las mismas…
yo las veía lejos, tú demasiado cerca.
Había un árbol viejo, gastado,
los surcos del tronco marcaban la vida.
Le cantaste a la luna con tristeza,
tu voz era suave…había esperanza.
Le lloré al sol, con anhelo, con reproche,
te olvidaste de ti secando mis lágrimas,
me olvidé de ti mientras me adorabas.
La imposibilidad lo embelleció todo,
las hojas se movían y nos movimos con ellas,
con calma, retorciéndonos y después cayendo.
El sueño se volvió oscuro,
las hojas ya no eran verdes y tiernas,
ya no volaban y lloraste conmigo.
Fue ahí cuando deseé haber cantado.
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